Allá en Valencia –mi otro pueblo- tengo un rancho
que no es de palma / ni de píritu embostado
no tiene caballete de congrio ni guayabo
tampoco piso ‘e tierra que puedan talonearlo.
Allá en Valencia –mi otro pueblo- tengo un rancho
donde me acuerdo de mi infancia y mi pasado
en él cuento las estrellas / respiro hondo
y siento al sol encandilando.
Y en el traspatio –de aquel ranchito- pega el olor a mastranto
oigo el pitar del toro padre y a las aves con su canto
que evocan tanto las travesuras de mi niñez
y mi futuro alertando
Y en los potreros / y en los corrales se puede ver todo tipo de ganado
hay buenas bestias, buenos becerros criollitos y enrazados
y hay un buen hombre / que vive amándolos/ siempre cuidándolos
ese soy yo / que de mi llano siempre he sido apasionado.
Allá en Valencia / mi otro pueblo / tengo un rancho
muy alejado de mi pueblo San Fernando
en él paso los inviernos / paso el verano
llega el canto ‘e guacharacas / y escucho tórtolas cantando.
Y en sus adentros / un tinajero y un fogón hecho de barro
una totuma en el jagüey canturreando
y varios chinchorros en cada cuarto
para el descanso luego del trabajo diario.
Y en sus paredes / todas ahumadas
hay muchos versos cantados / hay mil canciones
no falta un cuatro guindado/ para cantarle siempre con ganas
a nuestro llano encantado.
En ese rancho donde los ríos le cincundan por los lados
hay sentimientos que uno no puede olvidarlos
llenos de vida / alegría y tristeza
frío y calor de mi llano.